Cualquier
otro habríase dicho, con un secreto regocijo: «¡Diez minutos más, y yo
también...!» Pero el pensamiento que acosó a Fray Junípero fue otro: «¿Por qué
habrá ocurrido esto a estas cinco personas?» Pues, si es
cierto que el universo obedece a un plan determinado y la vida humana se halla
sujeta a una norma, no cabe duda de que ambos podrían discernirse,
misteriosamente latentes, en estas vidas tan de súbito extinguidas. O bien vivimos
y morimos por un azar, a bien morimos y vivimos con arreglo a un plan. Y en
aquel mismo instante decidió Fray Junípero investigar la vida oculta de
aquellas cinco personas que hacía unos segundos perecieron tan inopinadamente,
a fin de sorprender en ellas la razón de su fenecimiento.
Thorton
N Wilder escribió “El Puente de San Luis” en 1927 y obtuvo al año siguiente el
Pulizter. Fue un éxito de público y ventas. En el libro nos plantean cinco
vidas, las de cinco pobres personas que pierden la vida en un desgraciado
accidente cruzando un puente en Perú. Fray Junípero investiga la vida de los
cinco que perdieron la vida y se encuentra con que esas vidas aparentemente
inconexas tenían cierta conexión. Porque en algún momento su vida se cruza.
¿Influimos en el resto, nos influyen? Es evidente. Creo que cualquiera de
nosotros puede pensar que no influye en el resto, que su vida es independiente
del resto, pero no es cierto.
Estamos
tan cerca de Navidad que pensando en las vidas he pensado en “Qué bello es
vivir” la magnífica película de Kapra. En cierto modo como en ella todos
dejamos nuestra huella y la desaparición de cualquiera de nosotros cambiaría el
mundo. Un poco osado lo sé, pero eso es lo que dice Kapra. Y esto me lleva a la
segunda parte del planteamiento de Fray Junípero, el destino. ¿ Es cierto que
estamos predestinados a hacer determinadas cosas y morir en determinado
momento? Fray Junípero concluye que sí. Yo a esa pregunta no tengo respuesta.
Me gustaría pensar que cada uno labramos nuestro propio destino. Me gustaría
pensar que ningún dios decide nada con respecto a nuestra vida. De hecho lo
pienso. Pero eso es solo mi pensamiento, supongo que dónde entra el mundo de la
creencia pocas certezas podemos aportar. Mi pensar es que somos libres y desde
nuestra libertad nuestro destino no está escrito ni en las estrellas ni en el
rostro de los dioses.
El
libro además nos presenta varios estereotipos, me ha encantado el dibujo de los
gemelos, que no necesiten el lenguaje, que inventen un modo de comunicación
nuevo, que estén conectados de modo místico. Me ha gustado especialmente el
relato de las virtudes del tío Pío, trocito que reproduzco para que piensen en
ello: “Poseía los seis atributos del aventurero: la memoria de los nombres y
los rostros, con la aptitud para mudar los propios; el don de lenguas; una
inventiva inagotable; la discreción; el talento de trabar conversación con los
extraños, y esa libertad de conciencia que da el desprecio a los ricos
amodorrados que se explota.”
Es
un libro agradable de leer. Qué da que pensar en algunas cosas, en el destino y
en como una vida se entremezcla con otra aunque no lo sepamos. Piensen si
quieren leerlo.
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